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Un nativo de Darfur


El Traductor, la desgarradora historia de los refugiados

Se conocen las historias de las guerras lejanas, en tiempo presente, de la mano de los medios de comunicación, y la gente se hace una idea del sufrimiento de los pueblos atacados pero con el tiempo las noticias disminuyen y poco a poco el conflicto parece ir desapareciendo. Sin embargo, sigue estando ahí. En el verano de 2003, Darfur, una región de Sudán, sufrió una guerra civil que se ha saldado con la vida de miles (más de cuatrocientos mil según Coalición para la Justicia Internacional) y ha convertido en refugiados a más de dos millones de personas, que siguen sufriendo hambre, enfermedades y violaciones, en la vecina Chad.


El traductor, la historia de un nativo de Darfur, da la oportunidad a aquellos que estén interesados en el conflicto de esta zona, en el “genocidio” (declarado así por los medios de comunicación y Estados Unidos, no por la ONU), de conocer los detalles más humanos del mismo a partir de la historia personal de Daoud Hari. El autor ofrece su propio testimonio, su historia y la de muchos refugiados así como también la de aldeanos asesinados a manos del Gobierno o de grupos rebeldes. Daoud, que creció en una pequeña aldea del reino de Dar Tuar en Darfur Septentrional, escribe esta historia por ellos. Convertido en traductor tras escapar del ataque a su pueblo natal por fuerzas del Gobierno sudanés, se convierte en testigo “privilegiado” de una terrible masacre que azota a todos los reinos de Darfur. “Los luchadores de la resistencia -algunos de a penas catorce años- entraban en los pueblos en Land Cruiser reconstruidos, en busca de agua y comida, y luego se marchaban a toda velocidad para atender a la siguiente emergencia, dejando a sus heridos con las mujeres del pueblo”. Así relata la situación que sufre un poblado a pocas horas de camino de su aldea natal.


Daoud entremezcla las historias de violencia, de ataques, desplazamientos y muerte, con la narración detallada de las costumbres y las formas de vida de su gente. Nos transmite tradiciones, recuerdos de infancia, juegos, pero también olores, formas, colores, y palabras que nos acercan al modo de vida de aquellas personas. Daoud pone en peligro su vida, una y otra vez, con una Fe invariable en que su destino es estar donde está, ya sea en la cárcel donde lo golpean hasta casi la muerte, ya sea en frontera enemiga con un revólver apuntando a su cabeza o en un centro de tortura en El Fasher acusado de espía por los altos comandantes del Gobierno sudanés. Daoud cree en Dios. Pertenece a la tribu zaghawa, una de las tres etnias de nativos africanos negros, que conviven con población nómada de origen árabe llegada posteriormente. Al final del libro, en uno de sus apéndices, Daoud explica lo complicado que es el genocidio de Darfur y aclara los antecedentes históricos, entre los que hay intereses económicos que surgen a raíz de la explotación de petróleo en la zona. Daoud cuenta que árabes y africanos autóctonos han convivido durante miles de años en Sudán, se agasajaban unos en las tiendas y cabañas de los otros y resolvían las disputas por medio de negociaciones entre los ancianos y en algún caso extremo se llegaba a batallas rituales libradas lejos de los pueblos. Esto era así hasta que el Gobierno de Sudán empezó a desalentar estas negociaciones y darle armas y apoyo militar a los árabes para que solucionaran los conflictos, al tiempo que ordenaba a los pueblos no árabes a que entregasen sus armas. Cuenta cómo los grupos rebeldes de Darfur, provistos de armas que pudieron conseguir cruzando fronteras, empezaron a hablar de independencia para Darfur, después de la última purga de no árabes del Gobierno. Así fue como el 25 de abril de 2003, atacaron una base militar para destruir los aviones y helicópteros que había estado arrasando sus aldeas. “En represalia, el presidente Bashir soltó a los perros de la guerra: se dio luz verde a los “janjaweed”, las milicias armadas árabes” dice Daoud. Su relato del horror nos da una realidad que ya ha contado a lo largo del libro pero que ahora ofrece a modo de resumen: “Los jefes de las aldeas fueron quemados vivos o torturados hasta la muerte delante de sus amigos e hijos. Los niños fueron arrojados al fuego. Envenenaron los pozos con los cuerpos de los niños”.
A pesar de lo vivido y sufrido, Daoud, quien vive refugiado en Estados Unidos, cree en el futuro, y en que “el único modo de que el mundo pueda decir no a futuros genocidios es asegurarse de que las gentes de Darfur vuelvan a sus hogares y reciban protección”. Acaba el primer apéndice hablando de los derechos humanos y deja caer una pregunta que muestra su sentir más profundo: “¿Qué es más importante para el mundo en este momento que conservar los modos de vida que están en equilibrio con la tierra?”. El traductor es sin duda un relato conmovedor desde todos los puntos de vista.
El libro fue publicado en 2008 por la Editorial Urano, en su colección Tendencias. Cuesta 15€. Para saber más sobre la historia de Daoud Hari se puede consultar la página http://www.traductorendarfur.com/

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